HECHO PÚBLICO / por José A. Miranda
Carlos Barrachina: “En México la corrupción está en
todos los niveles”
Conversación tranquila de
@jmfrancas con Carlos Barrachina: Doctor en Ciencias Política y Coordinador de
titulación de Posgrado de la Facultad de Derecho de la Universidad
Anáhuac-México.
Tuitter: @jmfrancas, blog: http://www.noentiendonada.es,
JMF: ¿Cómo está México?
Carlos Barrachina: Está muy
preocupado por el aumento de la delincuencia provocada por el crimen
organizado. Está escandalizado por la corrupción de la clase política, y
confundido sobre lo que es capaz de lograr Andrés Manuel López Obrador. Hay
muchas personas esperanzadas, y otras que contemplan el panorama con mucha
desconfianza.
JMF: ¿Cómo es López Obrador?
Carlos Barrachina: Es un
político tradicional. Carismático para muchas personas, con tendencias al
populismo y a las “ocurrencias”, pero muy pragmático. Ha incorporado a su
Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) a personas de la derecha, de la
izquierda y a funcionarios que nunca han abandonado el poder. Habla de una
cuarta transformación, pero se hace acompañar de los políticos de siempre
(muchos con acusaciones y señalamientos de corrupción).
JMF: ¿AMLO no es el demonio
entonces?
Carlos Barrachina: Más bien es
un Santo para muchas personas. Es muy difícil cuestionarlo porque en las redes
sociales te golpean sin misericordia sus seguidores. Hay mucha gente con deseos
de que las cosas cambien radicalmente. AMLO ha recogido esas frustraciones y se
ha convertido en “la esperanza de Mexico” para mucha gente. Tuvo un buen equipo
de campaña y supo vender bien su mensaje. AMLO también es un autoritario que no
acepta las críticas, como muchos de sus seguidores, pero convoca a todos para
seguir su camino. Como todos los personajes autoritarios está convencido de que
es el único que sabe lo que México necesita. Tiene a la Cámara de Diputados y
al Senado de su lado. En estos momentos tiene problemas con el poder judicial
porque está afectando sus intereses económicos, pero seguramente las aguas se
calmarán. AMLO es un pragmático; se ha rodeado del empresariado, y es probable
que no tenga capacidad de cumplir muchas de las promesas realizadas.
JMF: El AMLO presidente no es
el AMLO candidato…
Carlos Barrachina: Hasta la
fecha sigue en campaña. No deja de descansar en la legitimidad carismática, y
en la idea de que él es cercano al pueblo. En ese sentido ha prescindido del
Estado Mayor Presidencial como cuerpo de protección, viaja en líneas comerciales
y sigue viviendo en su domicilio particular. Sin embargo, sólo lleva un mes de
gobierno y tendremos que ver en el futuro cómo las cosas se ajustan. Creo que
es consciente de que no puede cumplir con lo prometido, y que ello le costará
apoyo popular (especialmente en lo relacionado con el combate a la corrupción).
Por ello es muy probable que marque objetivos y deje a los técnicos y a los
grupos de poder gobernar, mientras que él sigue en campaña permanente. No creo
que pueda controlar todo, a pesar de su estilo personal, pero seguramente su
equipo más cercano sí esté pendiente de todos los detalles. Hay que esperar a
ver cómo se va adaptando su forma de tomar decisiones en un país tan grande y
complejo. De momento les ha puesto a los gobernadores un superdelegado que
va a centralizar la gestión de todos los fondos federales. Si México era una
federación centralizada, ahora esa situación se va a complicar; excepto en el
caso de dos o tres gobernadores que no acepten la situación.
JMF: Me hablabas de la
corrupción, ¿hay mucha mordida o hablamos de cosas más serias?
Carlos Barrachina:
Lamentablemente la corrupción está en todos los niveles. No se confía en el
gobierno, ni en los legisladores ni en la justicia y por ello la ciudadanía
pude cosas concretas abonando la corrupción. Lo mismo pasa en Centroamérica y
probablemente en la mayoría de los países de América Latina. Es un tema tan
serio, que AMLO ha podido vender la idea de “regenerar” el país y de
“transformarlo”. Es un deseo de todos el vivir en un país más justo, en el que
estas prácticas se limiten; sin embargo la corrupción es algo tan interiorizado
de abajo a arriba que es prácticamente imposible lograrlo. Se habla de cruzada
moral, pero se actúa con personajes que siempre han estado en medio de la
corrupción. Por otra parte el pueblo quiere que los de arriba dejen de
robar, pero en las campañas se siguen movilizando a la gente en base a la
compra del voto. Se pide cosas, pero si la nueva administración no te favorece
con un puesto de trabajo y te “beneficia” de forma directa; se presume que
seguramente a alguien le está haciendo “justicia la revolución” y que tú estás
fuera de la jugada. La corrupción es un problema muy serio y complejo.
JMF: ¿Más que la violencia?
Carlos Barrachina: La
corrupción es estructural, la violencia quizás es posible manejarla. El crimen
organizado está integrado por empresas transnacionales, y en teoría debería
buscar escenarios menos violentos. La mayor parte de la violencia en México
tiene que ver con el crimen organizado.
JMF: ¿Crimen organizado es
narcotráfico?
Carlos Barrachina: No
necesariamente. En estos momentos se destaca el narcotráfico porque México es
un puente hacia Estados Unidos y Europa; además de un importante
consumidor, y de un enclave turístico importantísimo. Sin embargo el crimen
organizado se encuentra en múltiples actividades lícitas e ilícitas, como la
construcción de obra pública y privada; la posesión de la tierra… y otras
muchas actividades que sean rentables para estos empresarios.
JMF: ¿Sin remedio?
Carlos Barrachina: Los grupos
del crimen organizado se están matando por las rutas de paso y por los espacios
de venta. Creo que sí es posible regular informalmente la violencia que se
deriva de estas actividades. Es mucho más complicado cuando estas estructuras
criminales tratan de controlar el territorio mediante el cobro de derecho de
piso a la gente que tiene negocios de cualquier tipo. Ese es otro de los
problemas más serios; y en México se ha optado por no consolidar policías
municipales y estatales confiables; y se está descansando en el ejército. El
intento de regular una Ley de Seguridad Interior y la creación de las Brigadas
de la Policía Militar y ahora de la Guardia Nacional es un gran error.
JMF: ¿Lo corrupción está en la
propia policía?
Carlos Barrachina: En México
se invirtieron entre el año 2008 y 2015, que es en los años en los que lo
contabilicé, más de 137.000 millones de dólares en seguridad pública (sin
incluirse los presupuestos de las más de 1600 corporaciones municipales). La mayor
parte de estos recursos se fueron a las grandes ciudades. ¿Si no hay
corrupción, cómo se explica la falta de transformación? Hay muchos policías
honrados; hay muchos frustrados, y otros son especialistas profesionales del
chantaje y la extorsión. Sin embargo, la corrupción no sólo está en los
policías de base y en sus mandos. Se encuentra en la clase política, en los que
simulan la gestión de los recursos… y también en las fuerzas armadas. Es
necesario un control efectivo.
JMF: ¿Control efectivo? ¿Cómo
se hace eso?
Carlos Barrachina: Con
voluntad política; con mecanismos de evaluación cualitativos y no
cuantitativos; con transparencia y con la idea firma de acabar con la
simulación. Ello es muy complejo de lograr en un contexto autoritario y
violento; pero es posible poco a poco cambiar las cosas. Ningún país es el
mismo que cincuenta años atrás. México es un gran país, tiene una economía muy
importante, y a pesar de los problemas ofrece calidad de vida para millones de
personas. Esos ciudadanos son los que han identificado a la corrupción y a la
violencia como sus principales enemigos. En los últimos años ha habido avances
en aspectos de transparencia, inimaginables unos años atrás; sin embargo los
retos siguen siendo muy grandes en este sentido. Las actividades violentas del
crimen organizado en la región son relativamente recientes; son nuevos retos a
los que el estado y la ciudadanía se deben enfrentar.
JMF: Gracias Carlos, ya
hablaremos dentro de un tiempo pero antes de cincuenta años a ver como evoluciona
esto; un abrazo y feliz año,
Carlos Barrachina: Abrazo y
feliz año.
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